sábado, 27 de febrero de 2016

Un cien de oro y mi llegada al ITMAR


Aún recuerdo ese 1989 cuando finalizaba mis estudios de preparatoria y como muchos compañeros no teníamos muy claro que carrera íbamos a tomar. No solo por la inocencia de la juventud, en aquel entonces tenía que ver con hasta donde nos podían apoyar nuestros padres.

Siempre estuve en escuelas públicas, es algo que les agradezco a mis padres y de lo que hasta el día de hoy me siento orgulloso, nunca fui un alumno con calificaciones de excelencia, pero recuerdo que eso del estudio si se me daba, por lo menos recuerdo muchos retos y todos los alcancé.

En cierta ocasión y como muchos adolescentes, estábamos en vísperas del cuarto examen parcial de algebra, y el coco eran las identidades trigonométricas, recuerdo que necesitaba al modo un cien para poder acreditar la materia y no ponerle esa mancha roja a mi boleta de calificaciones de que tenía reprobada una. Decidí tomar al toro por los cuernos y a tan solo una semana del examen final hablé con el maestro Martin Cazares para proponerle algo al respecto.

La propuesta era que yo era capaz de sacarle un cien en el examen final que iba hacer de identidades trigonométricas, pero que no veía justo que si sacaba cien mi calificación final fuera un sesenta debido a que él era el único maestro que en el cuarto parcial nos lo ponía como examen global y volvía a evaluar todos los temas. El sesenta era porque ese sería mi promedio aun sacando cien en el examen final.

Después de mucha estira y aflojé al final acepto mi reto, desde entonces ya traía ese no sé qué de interactuar con las personas, más adelante entendí que se trata de relaciones humanas o este rollo de la política, o como le quieran llamar, el caso es que acepto el reto, cosa que le agradecí toda mi vida, aunque nunca se lo dije.

Seré breve, entonces acudí a la familia obvio y que me lanzo con mi hermano mayor Julio Marín que en aquellos años ya vivía en Guaymas procedente de la UNAM egresado de la facultad de ingeniería, de aquí soy me dije jaja y desde entonces mi hermano ha sido mi mayor consejero, de hecho, él y mi padre son dos de los grandes hombres que siempre su opinión para mi son las más importante.

Entonces que me pongo a estudiar día y noche sin descanso y sin hacerle al loco, empecé a entender como atacar los problemas para poderlos resolver, y solo la practica me hizo hábil, logre tener tanta habilidad para resolver cualquier problema que empezó a suceder algo genial, domine el tema, me volví un experto en algebra lineal, en identidades trigonométricas, en derivadas, derivadas parciales integrales y todo lo que se imaginan.

Al final de todo, presente mi examen y mi calificación fue cien, un cien que aún recuerdo fue una de mis mejores satisfacciones, un cien que me sabia a oro, a gloria, un cien que me salvaba la vida, me salvaba de reprobar y no poder ingresar a la universidad, un cien que marco mi vida. Lo curioso fue que mi calificación final en esa materia no fue cien, no importa, tampoco fue un sesenta.

Mi llegada al ITMAR fue un tanto cuanto inesperada, de hecho, fue mi plan C, mi primera opción Monterrey una ciudad grande donde podía estudiar y jugar futbol, si futbol, mi ilusión era llegar al máximo circuito del futbol nacional, tenía tan solo diez y nueve años, a esa edad nada es imposible, y no lo fue, viaje a la Autónoma de Nuevo León en Julio de 1989 presente mi examen de admisión en la facultad de arquitectura.

El otro plan era Sonora, pero en aquel entonces en el estado no existía esa carrera aun, y por ultimo Guaymas, el ITSON o el ITMAR, al final y después de platicar con mi padre, y evaluar la situación, decidí que, para el bien de todos, me quedaría en Guaymas en el Instituto Tecnológico del Mar. Además de que en Guaymas ya había futbol profesional de tercera división. Así fue como ingrese al ITMAR donde lo único que me pasó, fueron cosas maravillosas, de las cuales guardo enormes recuerdos de esta institución que me abrió sus puertas y de la cual egrese siendo la quinta generación de la carrera de ingeniería marítima con la opción en obras marítimas y portuarias.

Bueno hasta aquí le paramos, algún día no muy lejano les contare, como llegue al ITSON de donde tengo también grandes cosas que recordar, les mando un fuerte abrazo y que éste hermoso día sea genial para todos ustedes. Recuerden #JaqueAlRey mis amigos.

Fraternalmente su amigo

Víctor Marín Martínez

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