sábado, 26 de mayo de 2012

La importancia del voto de los jóvenes

Mérida, Yucatán Mayo de 2012
Alexis Antonio Sánchez Solís

Sin precedente alguno en la historia moderna de México, un cambio verdadero es posible. Está a la vuelta de la esquina. Y está también en manos de los jóvenes.

Para la ONU, los indicadores que hablan de 'jóvenes' refieren al segmento de entre 18 y 29 años de edad. El padrón electoral mexicano lo conforma un 30% de ellos, es decir 23 millones 700mil votantes.

14 millones de ellos tendrán la oportunidad de elgir por primera vez a un presidente de la república y 3.5 millones y medio, sufragarán por primera vez.

Para un país en el que el sector juvenil es el de mayor índice de abstencionismo, principalmente con pretextos de que el voto es inútil y otros clichés sin sentido, esta es la oportunidad de informarse, hacer conciencia y generar el cambio radical que el país necesita.

Encuestadoras serias de esas que no aparecen en televisión ni en medios impresos de familias pertenecientes a la oligarquía nacional, posicionan a Andrés Manuel López Obrador en segundo lugar a sólo 4 millones de votos de distancia de Enrique Peña Nieto.

Todo parece indicar pues, que la decisión final sobre quién llegaría al poder los próximos seis años, está en el voto útil de los jóvenes.

Especialistas afirman también que EPN va en picada. Es una caída estrepitosa no pronosticada. Se ha ganado cada vez más el repudio generalizado de jóvenes, principalmente estudiantes universitarios no sólo del sector público, sino también del privado.

Le adjudican lo que algunos aventurados han llamado la 'primavera mexicana' en clara referencia a la 'primavera árabe' en la que cayeron gobiernos dictatoriales como los de Hosni Mubarak y Maumar Gadafi.

Realmente es aventurado pensar en una primavera mexicana pero no lo es pensar en que un segmento poblacional joven está despertando. Y está haciendo la tarea de una sociedad que se había caracterizado por un silente hartazgo, por una indiferencia incomprensible y por una inefable apatía cuando en asuntos electorales y de gobierno se refiería.

Los escenarios son dos: ver cómo los jóvenes hacen su parte por tratar de cambiar el rumbo del país desde la comodidad del sofá frente al televisor o podemos unirnos y alentar al resto de jóvenes indecisos y apáticos a participar en el proceso electoral de julio próximo.

Lo importante es analizar opciones, razonar el voto y sufragar por la opción que mejor les convenga, pero que lo hagan. Ahí están los números que pueden realmente redefinir esa desgastada y prostituída palabra: cambio.

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