sábado, 14 de mayo de 2016

Ética y política valores para un buen gobierno

Hablar de ética y política produce inmediatamente una viva controversia. Cuando hablamos de ética y política automáticamente nos encontramos en la población y en su inmensa mayoría, ante la comprobación según ellos, de que son dos conceptos antitéticos excluyentes, donde hay ética no puede haber política, y donde hay política no puede haber ética.

Esto lo dice todo el mundo, es más, lo dicen hasta los propios políticos, gente que están en el seno de la administración, cuando se defiende que la política consiste en lo que dice Jean Paul Sartre, las manos sucias (Les mains sales) una obra de teatro escrita por el francés Jean-Paul Sartre en 1948. El drama explora las diferencias entre el "deber ser" y el "ser", así como la ambigüedad moral dentro del compromiso político, y el enfrentamiento entre la "eficacia política" y el riesgo de comprometer los ideales propios, haciéndose eco de las doctrinas iniciales del existencialismo. Hay que mancharse las manos por hacer algo.

Pero lo curioso de éste concepto de que la política y la ética son dos concesiones antitéticas lo vienen manteniendo una parte de la población y sus representantes, que se presentan a elecciones, en nombre del politicismo, se presentan en nombre del pueblo que no entienden de ideologías, que no entiende de partidos políticos, y que, si entiende de que las ideologías es algo que tiende a desaparecer, y que lo que impera, es la eficacia.

Pero éste mal ya ha llegado a las formaciones políticas, para empezar a las de la derecha, donde nos dicen que esto no es una cuestión política, ya hemos visto como presidentes que han llegado de la derecha, dicen que ellos no son políticos, al hacer esto, explicitan todo lo que la derecha entiende por política. Pero además cuando se plantea la eficacia como reñida con la ideología, o reñida con los valores, lo importante es la economía, ésta visión es la que en estos momentos está imperando no solamente en el poder que predomina, sino también en una parte muy importante de la población.

Pero la segunda consideración de esta visión de la ética y la política, viene de la concesión de la ética como una cuestión puramente personal, es decir, el individuo que se siente ético, se desembaraza del entorno, se aísla, y practica la ética, dentro de algunos códigos, de tipo religioso, de tipo moral, de tipo altruista, filantrópico incluso, pero desconectado de la sociedad. Por tanto, son ejercicios dentro de una torre de marfil, y que hacen de la ética, algo que no tiene nada que ver con el entorno social, ni con los problemas que en este momento asisten. Es la filosofía de estas figuras incorruptas, que no se mezclan con la realidad y que practican una ética de laboratorio, de vitrina, de museos.

El dilema es viejo, muy viejo, entre ética y política, pero si queremos empezar hacer una reconciliación entre estos dos conceptos, sabremos que es difícil y que desde luego sobre el papel la cuestión está clara, pero en el ejercicio y en la práctica, es una tarea difícil, pero que hay que estar permanentemente intentándolo.

Cuando diferenciamos la ética de las convicciones y la ética de la responsabilidad, el panorama es más desalentador, llamamos ética de las convicciones a los valores que todos esgrimimos, la honestidad, la honradez, la moralidad, la austeridad, la ecuanimidad. Y la ética de la responsabilidad es la del gobernante, entonces a la primera le llamamos la ética de los santos, santos religiosos, o santos laicos, que mueren en nombre de principios aislados, pero en el momento en que se deciden a dar un paso a la ética de la responsabilidad, tienen que renunciar, a eso que llama Jean Paul Sartre (Les mains sales) las manos sucias, tienen que renunciar a la virginidad de la no contaminación.

Bien, esto, sin embargo, que se nos plantea permanente mente, no hay más que una manera de poderlo abordar, desde un cierto instrumental y de armarnos de valor, como podemos situar el problema y cómo podemos resolverlo.

¿Cómo podemos hacerlo? a lo largo de la historia uno se encuentra, que siempre ha habido una intensión, unas ganas de poder codificar la conducta humana, para evitar que la naturaleza del ser humano, se enfrente con el propio ser humano. De ahí surgen las leyes, los distintos códigos y, doctrinas religiosas, hay una lucha permanente por intentar fijar lo que el ser humano tiene que hacer, y prohibirle lo que no tiene que hacer. En algunos casos referida a una divinidad, que dicta las normas para que la humanidad, producto de su creación, vaya por el camino correcto, y la que no, es sancionada y condenada al infierno o a lo que cada religión plantee.

El caso es que, esto es cierto hasta que la modernidad en el concepto exacto de los términos de Jack Monod quien fue premio nobel de medicina en 1965,  viene aclarar lo siguiente, el que haya seres humanos en el planeta tierra, es hijo de las más tremendas de las casualidades, del azar, se han tenido que dar una serie de condiciones, para que la vida surja y hayamos llegado a este momento de la naturaleza cuajada en el ser humano, el caso es que por ahora, todavía no se ha encontrado y se está intentando, la búsqueda de que haya otros seres inteligentes en todo el universo. Por ahora no aparece, en consecuencia, la afirmación de Monod de que somos hijos del azar, parece por ahora que tiene una cierta confirmación. “Estamos solos en el universo, nadie es testigo de nuestros crímenes” es una frase terrible de Martin Jaifer en 1927 y a quien Jack Monod se refiere.

Aquello que era desolador por que anulaba toda esperanza, o toda capacidad por remontar la situación lo intenta a su manera de corregir Monod cuando plantea la premisa de que hemos llegado aquí, nos encontramos que el azar ha dado origen a la vida humana y que está, a través de distintos desarrollos y distintas mutaciones ha generado al actual ser humano, en el cual se da una contradicción fundamental, por una parte está la animalidad, las pulsiones necesarias, para enfrentarse a otros, y quitarle las cosas, marcar su dominio, como hacen los animales, es decir la agresividad propia de esa naturaleza, que tiene que luchar por mantenerse.

Pero ha surgido el germen, de algo totalmente nuevo, la inteligencia, es el momento en que el cosmos la naturaleza se piensa a través de la rudimentaria, primero inteligencia del ser humano, surge la conciencia, y entonces surge una ambivalencia, por una parte, la animalidad, y por otra parte el deseo de corregir las pulsiones, que son peligrosas para el colectivo de esa animalidad.

El deseo de fijar normas, el deseo de fijar ámbitos de reglas, que permitan que la conducta humana no se guie solamente por los instintos animales, eso a través de la historia, culmina según Mono en lo siguiente. “Solamente es posible sin renunciar a nuestra condición de animalidad, buscar dentro de la naturaleza de la inteligencia de los deseos, algo a través de un instrumento que llamamos ética del conocimiento, la búsqueda de la superación de éstos problemas” la ética del conocimiento para Jack Monod no es ni más ni menos que una guía, una norma de conducta, que nos debe servir, para que esta excepción en el universo pueda poner en marcha toda su potencialidades y desarrollar la raza humana, con todas las posibilidades que lleva implícita.

Es decir, ya que estamos aquí por cuestiones del azar, esto que tenemos aquí el desarrollo de la vida, y la vida inteligente como podemos aprovecharlo para superar estas negatividades, que nos da el desarrollo de la vida. Esta es la ética del conocimiento que significa que el desarrollo de la inteligencia, que el análisis, que la voluntad de usar los instrumentos que nos da la ciencia y las conquistas de la ciencia, deben ponerse al servicio, del desarrollo humano, pero para que esto sea posible, todas las técnicas humanas, todas las posibilidades de desarrollo, tienen que ponerse al servicio de que la raza humana por lo menos coma todos los días, tenga una ropa que ponerse, y tenga un techo, para que sea posible que la creatividad, no siga dependiendo de las urgencias de cada día como cualquier animal, que tiene que cazar, para poder comer.

Realmente existen muchas cosas que podemos tener en común, ¿qué es lo que hace falta? ponerlas en común, y crear conciencia, por tanto, que todo el mundo ponga en común sus programas, sus propuestas, sus creencias y sus valores, lo primero es el proyecto y después en función de eso, la organización para ese proyecto. Pero también tenemos que decir la verdad, hay que decirle a nuestro municipio la verdad, y después, por último, plantear el ejercicio de la política, como algo que la gente vea como una función, como un conjunto de ciudadanos, que, de manera, sino provisional, transitoria, ocupan el lugar de ejercer esto tan noble como es la función política.

Claro esto significa cambiar a lo que da origen la misión actual de la política y los políticos, que es lo que todo mundo ve, que la política es una profesión, y claro hay que demostrar que no es una profesión, que es una dedicación en función de unos valores, y de unos objetivos, y que por tanto hay que combatir eso, y combatir eso significa, desde los que militan en partidos políticos, y de nosotros mismos, que participamos en esto, armarse de paciencia, y entrar en el colectivo y comenzar a levantar todas las coartadas que en ese mundo existen, para dignificar la función política, y es curioso siempre se habla de dignificar la función política, en base a tener un magnifico carro, un magnifico salario, y un tratamiento distinto al de los demás. Cuando resulta que la función política se debe dignificar solamente con una cosa “el ejemplo”.

Y por último pongo un ejemplo, un alcalde con un pantalón vaquero y con una camisa sencilla, que vaya a su despacho atender a sus ciudadanos, pero que dé el ejemplo de austeridad, y austeridad no es ejemplo de menesteroso, sino de austeridad en el sentido más profundo, de adecuar las necesidades, y poder solucionarlas, administrando lo que hay, ese alcalde por poner un ejemplo, tiene una autoridad tremenda, porque simple y sencillamente es el que cumple, y esto en política es fundamental.

Bien es así como podemos sintetizar todo lo que hay de potencial de desarrollo en el contexto de ética y política un dilema muy viejo. Y que hoy en la actualidad muy lejos de ser aplicado. Ética y política valores para un buen gobierno.

Jaque al Rey

Fragmentos de Conferencia ética y política impartida por Julio Anguita.

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