viernes, 5 de junio de 2015

Cayetano, el héroe anónimo de la Guardería ABC

Fotos por Manuel Larios.
por Manuel Larios
Este artículo fue publicado originalmente en abril de 2014.

La tarde del viernes 5 de junio de 2009, Juan López Trujillo, a quien todos en su barrio conocen como Cayetano, estaba con cuatro de sus compas cotorreando, tirándose unas caguamas y quemando mota en el cauce de un arroyo seco que cruza una parte del sur de Hermosillo, Sonora.

A cuatro cuadras de ahí, se había desatado el infierno en el interior de la Guardería ABC, ubicada en la colonia Y Griega: cuando Cayetano miró la columna de humo negro que comenzó a llenar el cielo de la ciudad, pensó que se estaba quemando una llantera aledaña a la estancia infantil.


Acostumbrado a recolectar lo que otros desechan para sobrevivir, Cayetano pensó que podría hacerse de un "llantón de tráiler" para venderla y conseguir dinero para "seguir el cotorreo". En ese momento, Cayetano no sabía que se encontraría con una escena de terror y caos. Todas las victimas tenían entre cinco meses y cinco años de edad.

"Cuando llegué todas las doñas estaban gritando por sus hijos y había unos policías que nomás se quedaban viendo, como los chinos, pero no hacían nada", recuerda Cayetano a cinco años del trágico accidente que acabó con la vida de 49 niños y dejó con quemaduras y lesiones permanentes a otros 74.

De pronto, alguien le dijo "Métete, Cayetano" y él no la pensó dos veces, pues pese a no contar con protección, ni entrenamiento, sí tuvo el valor que le faltó a algunos policías para sacar del fuego a los bebés atrapados adentro de la bodega habilitada como estancia infantil. La Guardería ABC operaba adentro de una bodega convertida, y no contaba como salidas de emergencia, a pesar de que había sido aprobada recientemente después de una inspección municipal de seguridad.

"Me metí así mero: me pasaron un extinguidor y tiré un bombazo en la única puerta que había y por el hueco que se abrió en la lumbre me dejé ir. Ya había lumbre por acá, por allá y por todos lados. Haz de cuenta que vi el infierno, compa", cuenta Cayetano, sentado en el patio del predio donde vive con su familia en pequeños cuartos de concreto levantados con mucho esfuerzo y poco dinero.

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