FRAGMENTO de su libro La Mafia que se Adueñó de México
Es necesario cambiar la forma de hacer política. Este noble
oficio se ha pervertido por completo. Hoy la política es sinónimo de engaño,
arreglos cupulares y corrupción. Los legisladores, líderes y funcionarios
públicos están alejados de los sentimientos del pueblo; sigue prevaleciendo la
idea de que la política es cosa de los políticos y no asunto de todos.
Este desprecio por la gente no es más que el reflejo de la
falta de convicciones y principios. Por eso quienes se dediquen al quehacer
público, deben tener ideales y entender la política como imperativo ético y
servicio a la comunidad.
Para ello no necesariamente hay que convertirnos en teóricos
de la política, sino estar dispuestos a aprender y a poner en práctica
lecciones sencillas de dignidad, congruencia, honestidad y amor al pueblo. Y
siempre he creído que la enseñanza mayor está en la historia de nuestro país. Que
más digno para un mexicano, que seguir el ejemplo de Hidalgo, Morelos, Juárez,
Madero, Villa, Zapata, Flores Magón y el general Lázaro Cárdenas.
En la actualidad, la llamada clase política se distingue por
el cinismo: ministros de la Corte, diputados, senadores, gobernadores y
funcionarios públicos del más alto nivel, independientemente de que incurren
con frecuencia en actos de corrupción, cobran sueldos elevadísimos y son de los
mejores pagados del mundo; tienen atención médica privada, cajas de ahorro
especial y gozan de muchos otros privilegios que resultan ofensivos, sobre todo
en épocas en que la gente padece por la crisis económica y la falta de
bienestar social.
En pocas palabras: le cuesta mucho al pueblo mantener al
gobierno. Y ente ello, no hay más que hacer valer la política de austeridad
republicana, el ejemplo de Juárez y los liberales: el apego al principio de la
justa medianía en que deben vivir los servidores públicos. Y a partir de esta
idea, debe revisarse todo el funcionamiento de gobierno.
La austeridad no sólo es un asunto administrativo, sino de
principios; la austeridad significa rigor y eficiencia, pero también justicia.
No es aceptable un gobierno rico con un pueblo pobre.
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