domingo, 19 de agosto de 2012

Juárez Presidente

Por Juan Pablo Morales Anguiano
Fragmento
La Guerra Civil

El día 12 de enero de 1858, Juárez salió de su cautiverio tras tres semanas de encierro, abandonó la capital y se trasladó a Guanajuato, donde declaró establecido su gobierno, pero como siempre había actuado desde la sombra, casi nadie lo conocía y carecía de importancia alguna, pues en la capital no se le reconocía y fuera de ella, en la provincia, mucho menos.

Juárez apoyaba el cumplimiento de la Constitución, pero los que la elaboraron le daban la espalda, mientras que el clero apoyaba a Zuloaga, quien se mostraría benevolente y consentidor con este grupo, y a los moderados, nadie los había visto.

Lo único que quedaba era un indio abogado que afirmaba ser el Presidente, un ministro de guerra, Ocampo, que sólo tenía a su disposición a las Guardias Nacionales y a los posibles levantamientos del pueblo y los demás integrantes era casi unos desconocidos, así que el panorama era patético, pero Juárez confiaba en que la “Providencia Divina” los seguiría protegiendo como hasta ese momento, pero no sabía que la guerra civil conocida como “Guerra de Reforma” duraría tres años.


Pero veamos cuál era el trasfondo real de este enfrentamiento, para comenzar, era un choque de ideologías del pasado contra las del futuro, es decir, que las clases privilegiadas con su poder e influencia eran enfrentados por la igualdad social, la remoción de cualquier fuero y los derechos humanos.

Era necesario un líder que le diera reconocimiento a la causa, además de un organismo militar, por lo que en la ciudad de Guanajuato apareció Manuel Doblado, en Michoacán, Santos Degollado y en Colima, por último, apareció Arteaga, entre estos tres hombres se formó una coalición que apoyaba la Constitución y a Juárez en su envestidura de Presidente.

De esta forma, se había organizado el ejército constitucional, el cual era comandado por el general Anastasio Parrodi, todo estaba listo y Juárez con su comitiva, se marcharon a la ciudad de Guadalajara, desde donde tenían planeado comenzar a reunir dinero y hombres para la causa.

Los enfrentamientos comenzaron y pronto se vio la eficacia del ejército moderado, quien contaba con los hombres más adiestrados y los generales más capaces, pero los constitucionalistas tenían a su favor la improvisación y el fervor patriótico.

El primer enfrentamiento se llevó a cabo en Salamanca, donde las fuerzas de Parrodi y Doblado fueron casi exterminadas por el enemigo, lo que casi llevó a la desaparición del Presidente y el gobierno, pues una vez que el ejército liberal quedó destruido, el 13 de marzo, dos días después del fatídico enfrentamiento, la Guardia Nacional se rebeló y tomó como prisionero a Juárez decidiendo ejecutarlo inmediatamente debido a las fuerzas leales a éste que se abalanzaron sobre ellos. En las propias palabras de Guillermo Prieto, esto fue lo que sucedió:

“El señor Juárez se encontraba en la puerta de la habitación; cuando escuchó la voz de “¡apunten!”, se agarró del pestillo de la puerta y echó la cabeza para atrás y esperó. Los rostros de los soldados, su ademán, la conmoción misma, lo que yo amaba a Juárez… no sé, se apoderó de mí algo de vértigo, o cosa de que no me puedo dar cuento. Rápido como el pensamiento, tomé al señor Juárez de la ropa, le puse a mis espaldas, cubriéndole con mi propio cuerpo, abrí los brazos y ahogando la voz de “¡fuego!” que tronaba en esos momentos, grite: -¡Levanten esas armas! ¡Los valientes no asesinan!- y hablé, hablé yo no sé qué… A medida que mi voz sonaba, la actitud de los soldados iba cambiando”.

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