domingo, 5 de agosto de 2012

El árbol de la esperanza

Por Marcel Haenen

Fragmento
En Argentina, un retoño del castaño de Ana Frank ayuda a los jóvenes a comprender los horrores cometidos por la junta militar.

Unos 30 estudiantes de secundaria argentinos forman un semicírculo en torno a un arbolito. Con los brazos cruzados y los ojos fijos en la planta, escuchan atentamente las palabras de su maestro.

-Éste es el castaño de Indias que Ana Frank describió tres veces en su diario en 1944, mientras se escondía- dice el profesor en tono reverente mientras señala el retoño.

El arbolito es más alto que los niños, quienes tienen entre 12 y 13 años, está sembrado en el jardín de una casa del barrio de Belgrano, en la ciudad de Buenos Aires.

El inmueble alberga el Centro Ana Frank Argentina, museo fundado el 12 de junio de 2009, fecha en que Ana habría cumplido 80 años.

“Los dos miramos el cielo azul, el castaño sin hojas con sus ramas llenas de gotitas resplandecientes, las gaviotas y demás pájaros que al volar por encima de nuestras cabezas parecían de plata, y todo esto nos conmovió y nos sobrecogió tanto que no podíamos hablar” Ana Frank escribió estas emotivas palabras en su diario en febrero de 1944.

Ella y su joven amigo Peter se habían asomado por la ventana del desván, en la parte trasera de la casa donde se ocultaban de los nazis. Era una forma de probar la libertad que tanto extrañaban en su escondite.

Luego, en agosto, los delataron. Ana murió en marzo de 1945 en el campo de concentración de Bergen-Belsen. Peter también perdió la vida.

Medio siglo después, cuando una enfermedad atacó al castaño, los expertos recomendaron talarlo. Los vecinos protestaron, y recibieron apoyo de Holanda y de otros países: el árbol debía conservarse como monumento en recuerdo de Ana Frank.

Los activistas ganaron en el tribunal, y el juez detuvo el plan de talar el árbol. Por desgracia, en agosto de 2010, el destino le asestó un golpe al castaño, de 170 años de edad y ya debilitado: se partió durante una tormenta.

Afortunadamente, siguió dando frutos, y muchos retoños crecieron de ellos y de esquejes tomados de sus ramas caídas. Los “hijos del castaño de Ana Frank” están sembrados en todo el mundo.

La fundación de apoyo al Árbol de Anna Frank recogió las castañas que cayeron al suelo y las sembró en macetas.

Muchos de los retoños del árbol se donaron a organizaciones europeas que apoyaban la conmemoración de Anna Frank.

En junio de 2011 se sembraron tres renuevos del castaño en la calle Ana Frank de Weira, Alemania. La fundación conserva ahora unos 100 retoños.

Citas del Diario

En su diario, Ana Frank se refirió tres veces al árbol.

23 de febrero de 1944
Los dos miramos el cielo azul, el castaño sin hojas con sus ramas llenas de gotitas resplandecientes, las gaviotas y demás pájaros que al volar por encima de nuestras cabezas parecían de plata, y todo esto nos conmovió y nos sobrecogió tanto que no podíamos hablar.

18 de abril de 1944
Abril es realmente maravilloso; no hace ni mucho calor ni mucho frío, y de vez en cuando cae algún chubasco. El castaño del jardín está ya bastante verde, aquí y allá asoman los primeros tirsos.

13 de mayo de 1944
El castaño está en flor de arriba abajo. Además, está lleno de hojas y se ve mucho más bonito que el año pasado.

Durante un discurso pronunciado en 1968, Otto Frank describió qué pensó cuando leyó por primera vez el diario de Ana:

¿Cómo iba yo a saber cuánto significaba para Ana ver un trozo de cielo azul y observar a las gaviotas en su vuelo, y lo importante que era para ella el castaño, si pienso en lo poco que se interesaba por la naturaleza? Pero empezó a ansiar todo esto cuando se sintió como un pájaro enjaulado. Sólo la consolaba pensar en la naturaleza y el aire libre. Pero esos pensamientos siempre los guardó para sí.

Árbol caído

El 23 de agosto, hacia las 13.30, el castaño al que Ana Frank se refirió en su diario se vino abajo junto con la estructura de acero en que se apoyaba. El árbol se partió en dos a un metro del suelo, aproximadamente. Por fortuna, no se produjo ninguna víctima.

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