Fragmento
En Argentina, un retoño
del castaño de Ana Frank ayuda a los jóvenes a comprender los horrores cometidos
por la junta militar.
Unos 30 estudiantes de
secundaria argentinos forman un semicírculo en torno a un arbolito. Con los
brazos cruzados y los ojos fijos en la planta, escuchan atentamente las
palabras de su maestro.
-Éste es el castaño de
Indias que Ana Frank describió tres veces en su diario en 1944, mientras se
escondía- dice el profesor en tono reverente mientras señala el retoño.
El arbolito es más alto
que los niños, quienes tienen entre 12 y 13 años, está sembrado en el jardín de
una casa del barrio de Belgrano, en la ciudad de Buenos Aires.
El inmueble alberga el
Centro Ana Frank Argentina, museo fundado el 12 de junio de 2009, fecha en que
Ana habría cumplido 80 años.
“Los dos miramos el
cielo azul, el castaño sin hojas con sus ramas llenas de gotitas
resplandecientes, las gaviotas y demás pájaros que al volar por encima de
nuestras cabezas parecían de plata, y todo esto nos conmovió y nos sobrecogió
tanto que no podíamos hablar” Ana Frank escribió estas emotivas palabras en su
diario en febrero de 1944.
Ella y su joven amigo
Peter se habían asomado por la ventana del desván, en la parte trasera de la
casa donde se ocultaban de los nazis. Era una forma de probar la libertad que
tanto extrañaban en su escondite.
Luego, en agosto, los
delataron. Ana murió en marzo de 1945 en el campo de concentración de
Bergen-Belsen. Peter también perdió la vida.
Medio siglo después,
cuando una enfermedad atacó al castaño, los expertos recomendaron talarlo. Los
vecinos protestaron, y recibieron apoyo de Holanda y de otros países: el árbol
debía conservarse como monumento en recuerdo de Ana Frank.
Los activistas ganaron
en el tribunal, y el juez detuvo el plan de talar el árbol. Por desgracia, en
agosto de 2010, el destino le asestó un golpe al castaño, de 170 años de edad y
ya debilitado: se partió durante una tormenta.
Afortunadamente, siguió
dando frutos, y muchos retoños crecieron de ellos y de esquejes tomados de sus
ramas caídas. Los “hijos del castaño de Ana Frank” están sembrados en todo el
mundo.
La fundación de apoyo al
Árbol de Anna Frank recogió las castañas que cayeron al suelo y las sembró en
macetas.
Muchos de los retoños
del árbol se donaron a organizaciones europeas que apoyaban la conmemoración de
Anna Frank.
En junio de 2011 se
sembraron tres renuevos del castaño en la calle Ana Frank de Weira, Alemania.
La fundación conserva ahora unos 100 retoños.
Citas del Diario
En su diario, Ana Frank
se refirió tres veces al árbol.
23 de febrero de 1944
Los dos miramos el cielo
azul, el castaño sin hojas con sus ramas llenas de gotitas resplandecientes,
las gaviotas y demás pájaros que al volar por encima de nuestras cabezas
parecían de plata, y todo esto nos conmovió y nos sobrecogió tanto que no
podíamos hablar.
18 de abril de 1944
Abril es realmente
maravilloso; no hace ni mucho calor ni mucho frío, y de vez en cuando cae algún
chubasco. El castaño del jardín está ya bastante verde, aquí y allá asoman los
primeros tirsos.
13 de mayo de 1944
El castaño está en flor
de arriba abajo. Además, está lleno de hojas y se ve mucho más bonito que el
año pasado.
Durante un discurso
pronunciado en 1968, Otto Frank describió qué pensó cuando leyó por primera vez
el diario de Ana:
¿Cómo iba yo a saber
cuánto significaba para Ana ver un trozo de cielo azul y observar a las gaviotas
en su vuelo, y lo importante que era para ella el castaño, si pienso en lo poco
que se interesaba por la naturaleza? Pero empezó a ansiar todo esto cuando se
sintió como un pájaro enjaulado. Sólo la consolaba pensar en la naturaleza y el
aire libre. Pero esos pensamientos siempre los guardó para sí.
Árbol caído
El 23 de agosto, hacia
las 13.30, el castaño al que Ana Frank se refirió en su diario se vino abajo
junto con la estructura de acero en que se apoyaba. El árbol se partió en dos a
un metro del suelo, aproximadamente. Por fortuna, no se produjo ninguna
víctima.
Esto es realmente hermoso, no sabía sobre esto.
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