Por Victor Oswaldo Fonseca Jacques
Ayer me di una vuelta
por Palacio Municipal, y me di cuenta que, al menos en las oficinas que anduve,
estaban algunas personas extrañas. La verdad me divertí un poco, y ahora les
explico por qué.
Es un espectáculo que se
da cada tres años, cuando se avecina el cambio de gobierno. Tanto el saliente
como el entrante designan a los miembros de sus respectivas comisiones para el
proceso de entrega-recepción, y entonces los nuevos llegan a nutrirse de la
información correspondiente, obviamente para no entrar “en blanco” a la nueva
administración.
Lo que me divierte de
esto es ver la actitud de algunas personas que ven en este proceso de marras
una especie de fiscalización a título personal, y asumen actitudes absurdamente
arrogantes, como si fuesen jueces que están ahí para hacer una investigación
tendiente a encontrar irregularidades y no para tener la información debida una
vez que se reciba el Ayuntamiento.
Siempre lo he dicho: hay
gente que cuando está a punto de asumir un cargo público y una vez ya en él,
creen que han alcanzado su proyecto de vida, y se les olvida que llegar al
gobierno es, señores y señoras, una oportunidad de servir a una comunidad, no
la entrega de un látigo para fustigar a la “plebe” que llegará ahí a exigir
respuestas a los servidores públicos. Son tres años, ¡¡por favor!! y en muchas
ocasiones sólo unas semanas, cuando se demuestra que no hay capacidad para
desempeñar un cargo público.
“Subirse a un ladrillo”
es tan fácil. Ven en esto una especie de superioridad frente a las demás
personas, y entran en estos días de cambio a las oficinas de gobierno como si
ya tuvieran legalmente la autoridad para meter las narices hasta en donde no
deben. Ayer vi a personal de palacio en actitud muy molesta por el actuar de
algunos de estos “fiscalizadores”, y en lo particular creo que algunos tenían
razón en estar así.
Alguien tiene que
decirles que este es otro tipo de compromiso. Se va a las dependencias a
conocer la situación en que se encuentra actualmente, y esa información sirve
para dos cosas: una para que vayan aprendiendo un poco lo que será su trabajo
en tres años, y la otra para ofrecer todo lo recabado al Órgano de Control y
Evaluación Gubernamental (¿saben lo que es eso?) para que este defina si hay
razones o no para perseguir posibles fallas administrativas.
Por cierto, muy
desafortunado el comentario que una de estas personas hizo ayer: “estoy
construyendo una casa muy grande y esa puerta quedaría muy bien ahí”. Se refería
a una de las puertas de Palacio Municipal. ¡Ups!
Ubicarse antes de tiempo
es bueno.
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