lunes, 29 de diciembre de 2014

Todos somos rápidos para repartir lo que es ajeno

Una universitaria cursaba el último año de sus estudios en la Facultad. Como suele ser frecuente en el medio universitario, la chica pensaba que era de izquierda y, como tal, estaba a favor de la distribución de la riqueza. Tenía vergüenza de su padre. Él era de derecha y estaba en contra de los programas socialistas. La mayoría de sus profesores le habían asegurado que la de su papá era una filosofía equivocada. Por lo anterior, un día ella decidió enfrentar a su padre.
Le habló del materialismo histórico y la dialéctica de Marx tratando de hacerle ver cuán equivocado estaba al defender un sistema tan injusto.   
En eso, como queriendo hablar de otra cosa, su padre le preguntó:
-¿Cómo van tus estudios universitarios? -Van bien -respondió la hija, muy orgullosa y contenta-. Tengo promedio 9, hasta ahora. Me cuesta bastante trabajo, no voy a los boliches, no salgo, no tengo novio y duermo cinco horas al día, pero, por eso ando bastante bien, y voy a recibirme en término. 
Entonces el padre le pregunta:  -Y a tu amiga Soledad , ¿cómo le va? La hija respondió muy segura: -Bastante mal, Sole no exenta  porque no alcanza el 6, (tiene 4 de promedio), pero ella se va a bailar, pasea, fiesta que hay está presente, estudia lo mínimo, y falta bastante... no creo que se reciba, por lo menos este año.
El padre, mirándola a los ojos, le respondió:  -Entonces habla con tus profesores y diles que le transfieran 2,5 de los 9 puntos tuyos a ella. Esta sería una buena y equitativa distribución de notas porque así  las dos tendrían 6,50  y aprobarían las materias.
Indignada, ella le respondió: -Estás mal? ¡Me rompo el traste para tener 9 de promedio! ¡Te parece justo que todo mi esfuerzo lo pasen a una floja, vaga, que no se interesa por su carrera! Aunque la persona con quien tengo que compartir mi sacrificio sea mi mejor amiga... ¡¡No pienso regalarle mi trabajo!!
Su padre la abrazó cariñosamente y le dijo: -¡Bienvenida a la derecha!

MoralejaTodos somos rápidos para repartir lo que es ajeno.

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