DEUDA PÚBLICA (SUS EFECTOS)
Por: Uxó González, Jorge
I. CONCEPTO
La deuda pública está formada por las obligaciones financieras emitidas
por parte del sector público para financiar el exceso de gasto en relación con
sus ingresos fiscales. Teóricamente, este exceso de gasto sobre ingresos podría
financiarse también mediante préstamos del banco central al gobierno y la
emisión de oferta monetaria. Sin embargo, esta práctica, poco ortodoxa desde el
punto de vista de la gestión monetaria, se encuentra prohibida en los países de
la Unión Europea, con el fin de preservar la independencia del Banco Central
Europeo. Por tanto, el déficit público supondrá siempre un aumento de la deuda
pública.
La deuda pública existente en un momento del tiempo determinado recoge
no sólo la diferencia entre gastos e ingresos de ese periodo, sino la
acumulación de la deuda pública emitida (y aún no amortizada) durante los
periodos anteriores. Habitualmente esta magnitud se expresa en términos del
Producto Interior Bruto, que se toma como una referencia de la capacidad
recaudatoria del sector público en cada país. Esta ratio es la que se utiliza
para realizar las comparaciones internacionales de deuda pública.
El Tratado de la Unión Europea establece para todos sus estados
miembros un valor de referencia del 60% para esta relación. Los estados deben
mantener la deuda pública por debajo de este porcentaje o reduciéndose a un
ritmo suficiente para acercarse a esta cifra. Si no se observan estas
condiciones puede decidirse la apertura de un procedimiento de déficit
excesivo.
En la Tabla 1 se recogen las cifras de deuda pública como porcentaje
del producto interior bruto de los países que forman la UEM-12 antes de la creación
de la zona euro (1998), antes de la crisis financiera (2007) y en 2010
(previsiones de la Comisión Europea de mayo de 2009).
PAÍS
|
1998
|
2007
|
2010
|
Bélgica
|
117,1
|
84,0
|
100,9
|
Alemania
|
60,3
|
65,1
|
78,7
|
Irlanda
|
53,1
|
25,0
|
79,7
|
Grecia
|
102,6
|
94,8
|
108,0
|
España
|
63,2
|
36,2
|
62,3
|
Francia
|
59,4
|
63,8
|
86,0
|
Italia
|
114,9
|
103,5
|
116,0
|
Luxemburgo
|
7,4
|
6,9
|
16,4
|
Holanda
|
65,7
|
45,6
|
63,1
|
Austria
|
64,8
|
59,4
|
75,2
|
Portugal
|
52,1
|
63,5
|
81,5
|
Finlandia
|
48,2
|
35,1
|
45,7
|
UEM-12
|
73,3
|
66,4
|
83,8
|
Nª > 60%
|
7
|
6
|
10
|
Fuente:
Comisión Europea
|
Como se ve, la deuda pública se redujo considerablemente entre 1999 y
2007 (aunque todavía había seis países que no habían llegado a situarla por
debajo del 60%). Como consecuencia de las políticas fiscales expansivas
aplicadas entre 2008 y 2010 (es necesario emitir más deuda) y de la
ralentización del crecimiento económico (el denominador de esta ratio crece más
despacio), sin embargo, en estos tres años tendrá lugar un incremento
importante de la deuda, que puede llegar a suponer en la media de la UEM-12
cerca del 84% del PIB. Sólo Luxemburgo y Holanda tendrán una deuda inferior al
60%.
II. SOSTENIBILIDAD
Al igual que ocurre con cualquier otro agente económico, el sector
público puede recurrir al endeudamiento siempre que necesite acometer en un
momento determinado más gastos que los que puede financiar con la recaudación
de impuestos. Si este endeudamiento se destina a gastos productivos que generan
en el futuro mayores niveles de renta, podrá hacer frente a su amortización más
el servicio de la deuda (intereses). Pero, también como las familias y las
empresas, el sector público debe asegurar la sostenibilidad de su política
fiscal, es decir, que no se verá obligado en el futuro a corregirla bruscamente
ante la imposibilidad de hacer frente a estos pagos.
Desde un punto de vista teórico, esta sostenibilidad fiscal podría
definirse como la capacidad para hacer frente en el futuro a la deuda actual,
de forma que ésta acabe siendo igual a cero. Desde un punto de vista más
práctico, sin embargo, esta definición es difícil de aplicar. Por ejemplo,
podría plantearse la cuestión de cuál es el horizonte temporal en que debe
aplicarse.
Por esta razón, la sostenibilidad fiscal suele medirse para un periodo
amplio (por ejemplo 20 años) y se entiende que se cumple esta condición si la
deuda pública no sigue una evolución explosiva y se mantiene, en porcentaje del
PIB, por debajo de un umbral determinado durante todo ese periodo (por ejemplo,
el 60% en la UE).
III. DINÁMICA DE LA DEUDA
La evolución en el tiempo de la deuda pública puede recogerse en la
siguiente ecuación:
Donde D representa el stock de deuda, Y el PIB nominal, DP el déficit
primario, i el tipo de interés nominal de la deuda pública, g la tasa de
crecimiento nominal de la economía y AF el efecto ajuste flujo-fondo.
Por tanto, el incremento de ratio deuda/PIB se explica por tres
factores diferentes:
a) La política fiscal aplicada por las autoridades, recogida por el
valor del déficit primario (es decir, descontando el pago por intereses).
Siempre que el gobierno incurra en un volumen de gastos mayor que el de sus
ingresos tributarios, deberá emitir nuevos títulos de deuda.
b) El efecto “bola de nieve”, que es el resultado del pago por
intereses que se deriva de la deuda pública existente al finalizar el periodo
anterior. Incluso aunque no se incurriese en la actualidad en un déficit
primario, si el tipo de interés es mayor que la tasa de crecimiento del PIB, la
ratio deuda pública crecería como consecuencia de este efecto. Por el
contrario, cuando la tasa de crecimiento es mayor que el tipo de interés, el
denominador crecería más rápidamente que el numerador y la relación deuda
pública/PIB estaría decreciendo. Este término indica en qué medida la posibilidad
de aplicar políticas fiscales expansivas en un periodo está condicionada por
las políticas aplicadas en el pasado (reflejadas en el stock de deuda
acumulado).
c) El ajuste flujo-fondo incluye algunas operaciones que no se reflejan
en el déficit público, pero sí tienen repercusiones sobre el valor de la deuda.
En esta categoría se incluirían las transacciones financieras o ajustes en la
valoración del déficit o la deuda (por ejemplo, revaluaciones de la deuda
pública emitida en moneda extranjera) o variaciones de los activos financieros
del balance del sector público (por ejemplo, préstamos del gobierno a algunos
sectores o privatizaciones). Muchas de las operaciones de rescate del sector
financiero que se pusieron en marcha a partir de la crisis financiera de otoño
de 2008 entran dentro de esta categoría: aunque no afectan directamente al
déficit, sí influyen en la evolución de la deuda.